Me duele la piel tras haber estado contigo.
El cuello y mi seno izquierdo.
Tengo marcas rojas,
vestigios de tu boca siendo presa del deseo,
resarciendo sus pecados con mi piel.
Me duelen las piernas,
el hombro,
la sonrisa,
y las yemas de los dedos.
Tu boca es la ejecutora de mordidas clementes dirigidas por tus ojos paganos.
Empero,
mi esencia trasciende a un encuentro tuyo.
Exhala palabras mudas, gemidos fastuosos.
Mi esencia tiene alas y es como el humo del cigarro que me fumo contigo:
libre.
Mi piel es sólo un esbozo del universo;
Trasciende a tus mordidas,
a la existencia.
Mi piel,
Es Luna en el omóplato de Dios.
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