Thursday, April 16, 2015

Te soñé...



Te soñé. 
Al filo de la madrugada.
Lenta y profundamente,
como esos efectos extraños que hace Cerati con la palanca de su guitarra en la ciudad de la furia.
La sensación de tí va subiendo desde la boca de mi estómago hasta mis senos pequeños,
rodeas mi cuello y me robas el aliento.
Tu presencia en la habitación dibuja una sonrisa en mi rostro,
 me pongo boca abajo, mi palma derecha entre mis piernas, dispuesta al ultraje,
y ya no eres un sueño.
Eres íncubo bajando por mi espalda penetrando los poros de mi piel.
Comienzo a sudar pese al sereno,
limpio el sudor con la mano izquierda.
Y entonces estas tú parado en la yema de mis dedos.
Exquisito, como un libro, o el chocolate blanco.
Suena el despertador indicándome que en media hora debo ir a nadar,  y desaparece tu olor.
Suelto dos “chingá” y prometo que los sueños que tenga contigo,
si es que se presentan otra vez,
dejarlos dormir,
al amanecer,
entre mis piernas...

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